02 septiembre 2012

Su compañía

Ella abrió los ojos y lo primero que vio fue a él, ese dulce semblante, tierno y sereno, no cambiaría nada , bueno tal vez la baba; ve a ese que le robo su independencia, -Qué importa... , pensó, - Al fin y al cabo no existe lugar en el que estaría mas cómoda que en su mirada. La consume día a día, Já!, si claro, como si ella no hiciera lo mismo. Nunca la dependencia supo mejor. ¿Qué haría sin él? ¿Quien la tocaría como solo él sabe? ¿Quien le aconsejaría de forma más sabia sino él? ¿Quien la amaría de esa forma otra vez?

No era cuestión de sí o no, estar juntos era ya una necesidad, como el comer y respirar; el oler su colonia en la ropa, el recostarse en sus brazos y caer dormida al ver una mala película de acción de esas que tanto le gustaban, buscar su calor en la noche, sentir sus manos acariciar su vientre. 

Ahí se hallaba, entre las sábanas y almohadas rogándole a Dios vida para vivirla a su lado. Necesitaba su cariño, sus mimos, sus dedos rozando su espalda en sincronía perfecta como quien conoce la tierra que camina. Él despertó, ¿lo sabía ya?¿Sabía ya que el oxigeno no era lo que la mantenía viva sino su compañía?; su corazón y el del fruto de su vientre latían agitados al sentir ese beso de buenos días con sabor a ''no te vayas nunca'' que solo el que realmente ha amado sabe dar...Sí, ya era demasiado tarde, la habían descubierto.