15 noviembre 2012

Anécdotas: Roma, parte 1

Tuve la fortuna de visitar Europa como regalo de mis 15 años, visite Roma y España pero hoy te contaré las anécdotas romanas solamente, creo que fue un regalo excelente que me dieron y les estaré eternamente agradecida a mis padres. Lo dividiré en dos partes porque sino imagínate  maratónica entrada. Espero que la disfrutes, y no estaría mal que me contarás qué países te gustaría visitar.




Cola aquí, cola allá, cola en cualquier lugar


El día comenzó con el viaje vía carretera desde mi ciudad de residencia a la capital. Todos los venezolanos sabemos como se comporta característicamente el tráfico en Caracas más ese día estaba especialmente peliagudo ya que se celebraba una fecha "importante" para el presidente de la nación, era 13 de Abril. Sin más que decir la cola de carros era aborrecible, verdaderamente pensamos que no llegaríamos a alcanzar el avión pero sin embargo finalmente llegamos, felices y contentos, ya dentro del aeropuerto nos dirigimos a hacer el check-in, sólo habían 2 familias en la cola de alrededor de 3 miembros, más tarde llego otra luego de nosotros. Al llegar nuestro turnó la asistente nos comento que éramos la última familia que se registraba y que de haber llegado 10 min luego habríamos perdido el vuelo; mi suspiro y alivio no pudieron ser más placenteros. Pero lejos de ver al Coliseo, la Capilla Sixtina y las plazas , lo que lo cuerpo exigía era una buena hamburguesa de Burger King, y aparentemente no era mi cuerpo el único que demandaba tal necesidad, la cola de Burger King no era fácil, una cola más una cola menos, en este país se hace cola hasta para subir una escalera.

Cuando me dispuse a gozar mi buena hamburguesa, mi mamá y mi otro papá (y padrino) me dijeron que más vale me la tragara porque ya deberíamos ir a la puerta de embarque, cosa que me molesto bastante porque los temas de la comida conmigo son bastante delicados. En fin, con hamburguesa y refresco en mano comenzó la carrera para llegar a la puerta, con la mitad y mitad en cada lado de la boca me la trague y casi ni me disfrute su plástico sabor...de la hamburguesa.


Dentro del avión


Este era el avión


A mi particularmente no me ponen muy ansiosa los aviones, sin embargo este era mi primer viaje largo y bueno, 7 horas en un avión no son muy divertidas, pero igual lo que me asusta más es el despegue así que no importa, unas avemarías y padrenuestros después ya estas en el aire. El detalle fue que por todo lo ocurrido en la carretera los únicos puestos disponibles eran los últimos tres del avión, justo al lado de los baños y en toda la retaguardia del mismo gigante de metal. Y mira que es verdad lo que dicen de que atrás se siente más.


Entre las sacudidas paulatinas que hacia el gigante y los tropezones que daba la gente que iba al baño, durante las 9 horas totales que duró el viaje (si...yo de ingenua esperaba 7 horas) de Caracas-Roma, tuve que añadir a la lista de incomodidades una laptop sin batería, dos películas en italiano sin traducción al inglés y menos al español en el avión y la fabulosa: Los Viajes de Guliver, que una vez es pasable (ya la había visto en el cine) pero ya dos es insoportable.

En el medio de mis representantes adultos, no muy conversadores durante los viajes, pase mis 9 horitas junto a los demás pasajeros pensando en la inmortalidad del cangrejo y en los pezones peludos de Jack Black. Nos dieron de comer una pasta y una especia de ensalada...comida de avión, no es comida, comida de avión no es comida....


Valió la pena cada minuto de espera

Primer día (El día de la llegada) 


Agotados, agitados y entusiasmados llegamos a nuestro destinó: Roma, Italia. Mi añorada Roma. 4 noches de disfrute y diversión conociendo el arte en la calle y comiendo pasta y pizza de desayuno almuerzo y cena. 


Reservamos un B&B excelente! Lo más cerca posible a la Plaza San Pedro, mi sueño 1 cumplido: visitar la Plaza San Pedro y la Basílica de San Pedro. No perdimos el tiempo en lo absoluto. Y que bueno que no! Una preciosidad absoluta.






Espectaculares frescos. 






Luego o antes, no recuerdo, comimos las primeras pizzas romanas y estaban deliciosas, yo pedí una con champiñones, la verdad estaba buenísima pero lamentablemente no coincidimos otra vez con la señora que atendía el lugar y cuando volvíamos estaba cerrado siempre.

A que se ve buena ah? 

Ya de vuelta en el hotel cargue mi laptop y nos dispusimos a tomar un merecido descanso. Más tarde en la nochecita exploramos los alrededores y visitamos la Plaza San Pedro de noche. A demás, el B&B donde nos quedamos daba una vista antes de entrar (era en un edificio, y se encontraba subterráneo) de la cúpula de la Basílica San Pedro espectacular, nunca olvidaré eso, eso y el frescor, tranquilidad y alegría que tuve todas las noches. Cenamos en un restaurante que más adelante visitamos varias veces llamado La Vittoria, que me recordó mucho a mi mejor amiga por el nombre.

Estaba buenísima





Más adelante la parte 2, con los tres días siguientes, espero que hayas disfrutado las fotos y la historia, la verdad es que no pude pedir nada más ni mejor.